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lunes, 13 de mayo de 2019

Cómo fijarse metas y convertirlas en realidad


Fijarse metas es algo a lo que la mayoría de personas no estamos realmente acostumbradas, porque nunca se nos enseña lo importante que es tener metas planteadas para nuestra vida y nuestro desarrollo personal.

Existen algunos hechos asombrosos en torno al establecimiento de metas, basados en investigaciones que se han realizado a nivel mundial y en donde se ha logrado establecer entre muchas otras cosas, lo siguiente:


El 80% de las personas a nivel mundial no tiene ninguna clase de metas.

El 16% de las personas, piensa en las metas, pero nunca las anota en ninguna parte y por ello suele olvidarlas con facilidad.

El 4% de la población mundial escribe sus objetivos, pero no tiene claro cómo alcanzarlos.

Sólo el 1% de la población mundial escribe sus metas, las revisa regularmente, y se mueve en la dirección hacia donde esas metas se encuentran. No es por lo tanto coincidencia que toda la riqueza a nivel mundial, esté concentrada tan solo en manos de menos del 1% de la población.

En verdad que esto es fascinante, porque muestra de manera clara que, para salir de una situación de estancamiento, y llegar a formar parte del círculo de personas exitosas de este mundo, uno de los caminos para conseguirlo, es a través del correcto planteamiento de metas claras y definidas.

Sin embargo, hay algunas cosas que aclarar. La palabra "logro" suele asociarse siempre a las metas, pero en realidad, más importante que lograr, es el intentar. Nuestro valor como personas nunca puede provenir de nuestros logros. Este universo en el cual vivimos, está construido tanto en el dar, que se relaciona con nuestra capacidad de hacer, como en el recibir, que se relaciona con nuestra capacidad de ser. Estamos destinados a crear alegría y a extender el amor. Es nuestro estado natural que solemos olvidar con total facilidad.

La manifestación física de todo aquello que esperamos conseguir, no es nada más que el resultado de nuestro pensamiento creativo. Podemos usar nuestros pensamientos para convertir en realidad los deseos de nuestro corazón o para caer en la trampa del ego que se pierde detrás del logro. Así como una flor no mira a otras flores para compararse o para obtener su aprobación, sino que simplemente crece hasta cuando alcanza su máxima longitud, así mismo cada uno de nosotros debe enfocar su propia vida, es decir, fijando la mirada tan solo en su propio interior.

No debemos preocuparnos por la palabra “logro”. Lo que debemos hacer es ir siempre hacia adelante sin detenernos a pensar tan solo en el resultado que arrojarán nuestros esfuerzos.

Acostúmbrese siempre a escribir sus metas y manténgalas en un lugar donde pueda verlas a diario. Asegúrese de escribirlas a mano, ya que esto tiene algo mágico que ayuda a que las metas se conviertan en realidades con mayor facilidad. Nuestras mentes no conocen la diferencia entre la realidad y la imaginación, por lo que este paso de escribirlas en un papel que pueda verse a diario, es integral para visualizar nuestros sueños todos los días, y es justamente a través de esta visualización constante, como las metas comienzan a tomar forma en esta realidad.

Tómese de 20 a 30 minutos y escriba lo que realmente quiere para su vida. Cuáles son sus sueños más grandes. Luego desglóselos y sea lo más específico posible. Eso le ayudará a ganar claridad y de esa manera, comenzará a sentir que sus sueños son más fáciles de alcanzar.

Una vez haya definido sus metas, ocúpese por crear un plan tangible para convertirlas en realidad. Si lo hace, la vida le irá mostrando poco a poco los pasos que deberá dar para poder cumplir cada una de sus metas.

Divida sus metas en pasos mensurables, es decir, establezca periodos de tiempo para hacer realidad sus metas. Hay metas diarias, semanales, mensuales, bimestrales, trimestrales, semestrales y anuales. Acostúmbrese a establecer el cumplimiento de sus metas con base en estos periodos de tiempo.

Revise semanalmente el cumplimiento que ha hecho de sus metas. Eso le ayudará a mantenerse al tanto de sus propio avance y progreso. Clasifique por aparte lo que le ha funcionado y lo que no le ha funcionado, lo que está ajustado y lo que debe ajustar.

Visualice sus metas todos los días. Léalas en voz alta al menos una vez al día. De hecho, escríbalas a mano cada día en una nueva hoja.

Siéntase digno de alcanzar sus metas. Muévase a través de sus bloqueos internos. Ignore todas las voces que le dicen que no será capaz. Tome acción y muévase siempre hacia adelante.

Aquí es donde la mayoría de personas se quedan cortas y fallan. Se necesita tener voluntad y perseverancia para avanzar en medio de la incomodidad de no ver resultados de forma inmediata.

Sus metas deben ser algo que le apasione, algo que lo haga sentir entusiasta hacia la vida. Frente a sus metas, usted debe estar dispuesto a tomar acción. Sin acción no hay resultados, sin resultados no hay recompensas. Todo el esfuerzo que usted dedique por alcanzar cada una de sus metas, siempre valdrá la pena.

Sin importar en qué parte se encuentra en su proceso de fijación de metas, programe su próximo paso y asegúrese de darlo. No se quede soñando en hacer. Simplemente haga lo que es necesario para llegar a donde quiere llegar.


El logro no es lo importante. Lo que realmente importa es la acción, el movimiento, la intención, la voluntad, la determinación que se tiene cuando de alcanzar las propias metas se trata.

Todas las metas por muy descabelladas que parezcan, siempre pueden ser alcanzadas por aquellas personas que con determinación, van en pos de convertir en realidad cada uno de sus sueños.

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