Educar bien a los hijos

Educar bien a los hijos es un reto cada vez más complejo en la sociedad moderna. Los jóvenes de hoy en día tienen acceso indiscriminado a información muy variada que no necesariamente contribuye positivamente en su etapa de formación.

A su vez, los padres son cada vez más desprendidos y desapegados de sus propios hijos, bien sea porque ambos necesitan trabajar para sostener el hogar, o bien sea por que son padres “por accidente”, de aquellos que nunca fueron capaces de responder por su propia vida y obviamente mucho menos por la vida de otras personas.

De hecho, ser padre es una tarea para la que nadie en verdad está completamente preparado. Los hijos no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo y lo que ellos decidan ser cuando crezcan, es en realidad un completo misterio, ya que la personalidad es algo que se desarrolla de muchas formas, dependiendo las diversas influencias que actúan sobre cada persona y que están relacionadas con el hogar donde se crece, el lugar donde se estudia, y la clase de amigos de los que nos rodeamos durante nuestros primeros años de vida.

En pocas palabras, cada uno de nosotros fue para sus propios padres “un boleto de lotería”. Ningún padre puede afirmar con certeza que sabía a ciencia cierta lo que sería cada uno de sus hijos una vez crecieran. Las posibilidades lo abarcan todo y quien hoy es una persona de bien, un buen ciudadano que le aporta a la sociedad en la que vive, perfectamente pudo haber sido todo lo contrario.


Hoy en día son contados los hijos que pueden afirmar que tuvieron la buena fortuna de criarse al lado de alguno de sus padres. En el mejor de los casos, los hijos más afortunados se crían con algún familiar cercano como los abuelos, los tíos, etc. Otros un poco menos afortunados, se crían bajo la tutela de algún vecino, de una niñera, y otros mucho menos afortunados, se crían bajo la tutela de un televisor o de la Internet.

Son tiempos complejos para los muchachos más jóvenes. Lo que hace solo unas décadas era un motivo de escándalo, como el consumo de drogas, la prostitución, la homosexualidad, la pornografía, etc., hoy en día es algo que se considera normal, que se vive y se ve en todas partes.

Esto está generando una crisis global a la que poco o nada se le está prestando una real atención. Las cifras de consumo de drogas y alcohol en la población más joven y por ende más vulnerable, son simplemente alarmantes. Los embarazos en mujeres menores de edad, niñas para ser más precisos, van cada día en aumento y todo esto, no es más que un peligroso coctel, una peligrosa bomba de tiempo, que más temprano que tarde explotará y hará temblar los cimientos propios de lo que conocemos como “sociedad”.

Las esperanzas y las expectativas no son para nada halagüeñas, sin embargo, la buena noticia es que siempre existen personas que se resisten a dejarse llevar por la moda y las tendencias y que, de una u otra manera, incluso teniendo todo en contra, es decir, personas que han sido hijos o hijas de padres irresponsables, drogadictos, alcohólicos, etc., logran crecer y desarrollarse con una psicología personal saludable, y de una u otra manera, se convierten en ciudadanos de bien que aportan todo cuanto pueden al bienestar de la sociedad en la que viven.

Aunque la tendencia al empeoramiento de la situación parece siempre estar al alza, existen esperanzas y la posibilidad de que en medio de todo el aparente caos y desorden en que vivimos, pueda desarrollarse a futuro, un nuevo modelo, un nuevo esquema social, capaz de llevar a la sociedad en su conjunto hacia un mejor mañana.

Si bien no existen en realidad esfuerzos claros por parte de la mayoría de los gobiernos del planeta, hay pequeños modelos educativos como el propuesto en Islandia, que ha llevado a una reducción general en el consumo de sustancias adictivas a la población juvenil y por consiguiente, ha permitido que los jóvenes de ese país, se interesen tan solo por aquellas cosas que en verdad tienen valor y que son un aporte para toda la sociedad en su conjunto.

Modelos como este, a la postre deberán ser copiados a nivel global si en verdad deseamos que nuestra juventud brille y se destaque por sus infinitas posibilidades y haga de este mundo un lugar mucho mejor para vivir de lo que hemos podido conocer hasta ahora. El reto está planteado y depende de cada uno de nosotros como sociedad, el poder vencer en esta batalla por el mejoramiento de esto que hemos llamado “la raza humana”.